El Adobero |
En emisiones anteriores platicamos de algunas
casonas en el entorno de la Plaza Mayor, Las Casas Reales (o el Palacio de la
Corregidora) y de la Casa Samaniego, la del portal de cuatro arcos.
En esta publicación continuaremos ahora en
turno con La Casa Jáuregui.
HISTORIA:
Plano de Santiago de Querétaro, 1796 |
Este edificio
se encuentra ubicado en la esquina oriente que conforma la calle 5 de mayo y la
Av. Pasteur en el lado oriente de la Plaza Mayor, como se aprecia en la parte
superior del plano anterior correspondiente al año de 1796.
No se tienen
noticias de quienes fueron los originales constructores de esta residencia, sin
embargo, por allá del siglo XVIII su propietario era Don Santiago de Villa
Nueva Origay, quien la vendió a Don Pedro Antonio Septién Montero, Alférez Real
en esta ciudad.
Cuentan las
anécdotas que en el año de 1808, Don Pedro arrojó desde el balcón de esta su
casa medallas de plata y cobre con la efigie del rey Carlos IV como regalo a la
gente. Sin embargo, posteriormente fue acusado de ser uno de los conspiradores insurgentes.
Se dice que
tres generaciones de la familia Septién ocuparon permanentemente la casa: Pedro
Bernardino de Primo y Jordán y Felipa Jacoba Villanueva Terreros, los cuales
cedieron la casa a su hija Gertrudis Primo de Villanueva, esposa de Pedro
Antonio de Septién Montero y Austri, quienes en momento dado, la heredaron a su
primogénito José Manuel Septién Primo.
Como era la costumbre
de la época, en esta casa vivieron los abuelos, los padres, hijos y el servicio
doméstico, sin embargo, no albergó a parientes lejanos o paisanos
En esta época
la construcción tenía un torreón y mirador, en la esquina con el camino real (5
de mayo) y unos portales en la planta alta. Como se aprecia en la fotografía
anterior, que es del año 1858, antes del Sitio de Querétaro.
Como
consecuencia de un incendio originado por conflictos entre los comerciantes
vecinos, estuvo varios años en ruinas.
Después de
algunos años Don Timoteo Fernández de Jáuregui, descendiente del Marqués de la
Villa del Villar del Águila, adquirió el predio y la reconstruyó incluyendo el
portal actual ya sin el torreón.
Don Timoteo
Fernández de Jáuregui fue seguidor de Maximiliano, suegro del juarista
queretano Bernabé Loyola y dueño de las haciendas de Juriquilla, La Solana y El
Fortín, construida en el remate de la pirámide de El Pueblito en el centro
ceremonial El Cerrito.
Como un dato histórico,
en esta casa, el 20 de enero de 1886 se inauguró la Escuela Normal del Estado.
Ya en el
siglo XX ha tenido varios usos, desde casa habitación, hasta lonchería en
algunos de sus espacios de la planta baja con frente al portal, clínica del ISSSTE,
y recientemente como Palacio Legislativo sede del Poder Legislativo del Estado.
DESCRIPCIÓN:
Catálogo de Monumentos INAH |
De conformidad
con el catálogo de monumentos históricos del Instituto Nacional de Arqueología
e Historia, el inmueble tiene una superficie construida de 1,869 metros
cuadrados sobre un terreno de 697 metros cuadrados.
La fachada
principal se ubica en la calle de la Verónica (5 de mayo), parte de la casa y balcones
se dispone también hacia la 1a. de Guadalupe, frente a plaza Mayor (Pasteur
número 9, frente a Plaza de Armas).
La
arquitectura de la construcción corresponde a la arquitectura del siglo XIX.
Realmente solo se rescató del incendio los muros y cimientos de la planta baja.
Que siguen siendo los originales del siglo XVIII.
En planta
baja tiene una doble sección de habitaciones, una con frente al patio central ventiladas
con óculos y las principales con frente al portal, el cual está formado de
siete arcos de cantera.
El Adobero |
En la planta
alta, se tiene igualmente dos secciones de habitaciones, unas con frente al
corredor en escuadra y otras con frente a la Plaza correspondiendo a lo que
anteriormente era un portal en planta alta, el cual fue totalmente reconstruido
y no tapiado como lo comenta algún autor.
En el remate
de la fachada lleva molduras sobre las que se apoya una balaustrada, la cual es
interrumpida en su parte central en la fachada que da a la plaza con un medallón
donde se inscribe un simulacro de escudo de armas de la familia de don Timoteo
Fernández de Jáuregui, con sus iniciales.
Sarbelio Moreno |
Fue adquirida
en el año 1982 por el Gobierno del Estado, en la administración de Rafael
Camacho Guzmán y restaurada bajo la dirección del Arq. Luis Alfonso Fernández
Siurob, para el uso de la Cámara de Diputados hasta el pasado año de 2015.
ANÉCDOTAS:
La Casa de Estudiantes.
Por los años
setentas del siglo pasado, en la planta alta de la Casa Jáuregui, se habilitó
una casa de asistencia para estudiantes en la cual una familia, de la que yo
solamente conocí a la mamá y a la hija, Doña Inés y Mary.
Doña Inés, un
dechado de dulzura y amabilidad con todos los estudiantes, unos que ahí mismo tenían
sus habitaciones y otros que llegábamos solamente a tomar nuestros alimentos.
Mary, una
chica norteña, grandota, guapa, y que bien sabía las armas que portaba. A más
de cinco, no tan estudiosos, los traía sufriendo y no precisamente de hambre.
La costumbre
era que conforme los abonados íbamos llegando, se iba tomando turno para
sentarse a la mesa para que nos fuera servido el alimento correspondiente,
generalmente comida o cena. Mientras tanto disfrutábamos viendo las caricaturas
de los “Pica piedra” o “Speedy González” en la TV, que en esos años ya era a colores.
Entre los
muchos amigos y compañeros, había uno en especial, aspirante a abogado en esas
fechas, de buena labia, aunque no tanto de físico, que se desvivía en alabanzas
para Mary.
Mañosamente
se sabía muchas poesías y las declamaba cual “Manuel Bernal”. La chica se
alborotaba tanto que hasta la minifalda se descuidaba, para disfrute de todos
los compañeros.
Con esas
artes, el futuro abogado, del cual no recuerdo su nombre, presidente de la
Federación de Estudiantes, futuro Secretario del PRI, futuro Presidente de la
Federación de Colegios de Profesionistas, entre otras muchas funciones
públicas, (de las privadas ya no tuve mayores noticias), se ganaba evitarse la
fila para tomar asiento, comía en la cocina y se servía con abundancia y de lo
bueno… De otros disfrutes ya no fui yo testigo…
La antigua cenaduría Don Blas.
Enfrente de
la casa Jáuregui, en la esquina que hace el Portal de Samaniego con la casa
vecina funcionó una cenaduría, típica queretana, que inundaba la Plaza de Armas
de sus aromas y tentaciones:
Google images |
Tacos fritos
en manteca, acompañados de verduras fritas cubiertas de queso ranchero, del de
antes y crema de vaca contenta, con chiles jalapeños grandotes en vinagre. De
papa, queso, picadillo, carne deshebrada, sesos, pollo… y no recuerdo qué otro
relleno.
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Enchiladas
queretanas, con mole de rancho, rellenas de pollo o queso de chiva, acompañadas
de verduras, papas y zanahorias fritas y un buen trozo de pollo, pierna, muslo
o pechuga.
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Pambazos o
guajolotes, rellenos de carne deshebrada, verduras, chiles, queso, crema,
bañados en salsa de chile guajillo, fritos en manteca y servidos escurriendo de
todo el relleno.
Google images |
Gorditas de maíz
quebrado, con papa, queso, frijoles chinos, acompañados con salsa molcajeteada
y chiles en vinagre enteros con semillas y rabo.
Pozole rojo,
de maíz colorado, con el caldo donde se cocía la carne, en plato grande de
barro, bien servido, con mucho cachete y carne, lengua y maciza, acompañado de
limones de la Cañada, rábanos de Carrillo y cebollas frescas del día de El Pueblito,
orégano de Peñamiller y unas tostadas de tortilla de maíz, fritas también en manteca,
a llenar…
Patitas en
vinagre, de puerco güero, tiernas picositas, con verduras encurtidas en vinagre
de piña, con nopalitos, papas, zanahorias, cebollitas, orégano, chiles
jalapeños y serranos, ah, y un repollo de col de Santa Catrina…
Todo
acompañado de un refresco de La Victoria bien frío, de sidra, limón, naranja,
grosella o sangría; o una común y corriente Coca… con un poquito de piquete sacado
de un lugar bien escondido para que Blas no se diera cuenta, un chorrito de ron
potosí…
Por allá del
año de 1982, cuando el rescate de la Casa Samaniego, Blas tuvo que emigrar a
otras latitudes, por los rumbos del Barrio de la Cruz, y actualmente ya es una
gran cenaduría en donde se tienen que formar los parroquianos para lograr una
mesa, pero con el mismo sazón de la cocina queretana.
¡Hasta el próximo adobe!
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