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Se dan
situaciones difíciles para poder lograr sueños.
Los
caminos hacia lo grande son pesados y cuesta arriba.
Así fue este camino al maratón de Nueva York.
Primero, el intento de inscribirnos por medio
del sorteo, junto con mi hijo Leopoldo, juntos al Maratón de Nueva York.
Ninguno de los dos salimos sorteados. Después a invertir en tramitar la
inscripción por medio de una agencia: Plaza Maratones, muy buena atención, pero
muy caro, pero fue la única forma de lograr entrar a esa aventura.
Problemas de salud de mi esposa, el hecho de
terminar un trabajo como funcionario público e iniciar una nueva opción en
medios de comunicación, EL ADOBERO,
nuevos pensamientos, nuevas preocupaciones.
La tristeza muchas veces trata de vencer el
carácter que se necesita para afrontar las cosas difíciles. Tiene uno que sacar
fuerzas del interior y tener fe en Dios y en uno mismo.
PRIMER
DÍA. El viaje
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“En este
momento estoy en el avión, pensando que tengo que hacer para levantar el ánimo
y sacar energía para poder correr el maratón más difícil de mi vida”.
“Una
opción es platicar conmigo mismo y auto levantar el ánimo y las energías. Sé
que soy el pilar de mi entorno, la fuerza para que mi esposa salga adelante
depende de mí. Tengo que manifestar fe y alegría para transmitir esa esperanza
y las ganas de seguir adelante, de perseguir sueños de seguir caminando”.
En estas situaciones normalmente uno está solo,
sin embargo, la solidaridad de muchas personas cercanas y hasta desconocidas
hacen que del interior se muevan cosas para salir adelante.
Casi vamos llegando a la escala en el
aeropuerto de Monterrey. ÁNIMO todo es para caminar hacia arriba y hacia el
frente.
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Ahora se completó el escenario: mal tiempo en
Monterrey, escala obligada en Zacatecas, retraso y no sé cómo voy a llegar a
New York. Creo que lo mejor es relajarse y escribir... Y no he desayunado…
Llegando a Monterrey unos huevos con machaca ¡y ya!
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En estos momentos de ociosidad y en este
asiento tan incómodo, (cada día hacen más incómodos los aviones para la clase
turista), estoy reflexionando que la vida es maravillosa, a pesar de los
dolores y los golpes, nos da muchas experiencias que enriquecen la forma de ser
de los individuos y nos permiten regresar a la vida real de vez en vez.
Esta época se distingue porque es muy fácil
perderse en personalidades ajenas y realidades virtuales más falsas que el
campeonato mundial de fútbol que va a ganar México algún día.
Soñamos con tener lo que nunca vamos a tener,
en disfrutar cosas que ni conocemos, en escuchar música que se fabrica a
destajo y en computadora, en vestirnos a la moda que no dura más de tres meses,
en vivir rápido, cuando lo que vale la pena se hace despacio, despacio, etc...
Y se nos hace sin sentido, admirar el paisaje,
disfrutar de los momentos de soledad, sentir el viento fresco, escuchar los
trinos y a veces gritos de los pájaros, ver los niños jugar...
Paladear una fruta fresca, beber suavemente un
buen vino, disfrutar un buen trozo de carne...
Simplemente un buen rato en familia... Hemos
perdido las cosas que valen la pena vivir.
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Aterrizamos a las 10:10 am en Monterrey, a
correr para alcanzar la conexión a Nueva York…
A las 10:40 tome el vuelo a New York, lo que me
completó, no me alcanzó el tiempo para desayunar. Se esfumaron los huevos… ¡con
machaca!
Espero que Aeroméxico si tenga aunque sea unos sándwiches.
Si no, llegando a New York me desquito con una pasta con mariscos, mejor no,
con tomate solamente.
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Estuvo bien la atención en Aeroméxico. Un sándwich,
un refresco y una botana, muy bien.
Y entre reflexiones, dos o tres cabeceos y
varios ronquidos, que espantaban a las ayudantes ejecutivas del piloto (sobrecargos),
llegamos a New York…
Llegué a New York a tiempo, todo puntual.
Aeroméxico no tiene acceso a las plataformas de descenso. Creo que es por falta
de atención de la aerolínea con los pasajeros. Prefieren no pagar. Nos llevaron
en un camión… Bueno, estamos en otro mundo…
En el acceso a la aduana, gente de todo el
mundo... Muchos, muchísimos que van a correr el maratón, se siente en el
ambiente, mucha alegría, muchos gritos, mucha adrenalina en todos los idiomas.
Mi pobre Inglés, o Spanglish, me sacó del
atolladero en la aduana, me tocó un cónsul güero, grandote, gritón… (Mejor no
sigo con la descripción no sea que se vaya a abrir el closet)…
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Fue rápida la fila y a buscar un Uber. En el
aeropuerto no funcionó la aplicación e mi teléfono, creo que fue porque la
aplicación se tenía que adecuar al lugar. Tomé un taxi, como todos los taxis
del mundo, un poco sucio y oliendo mucho a cigarro. Un conductor que hablaba
algún idioma raro, parecía ser hindú. Una hora de trayecto hasta el hotel. Me
cobró $140 USD, creo que abusó, sin embargo una hora de camino en New York,
creo que lo vale. Mucho tráfico, igual que en Querétaro, seguro estoy de igual
que en todas partes…
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Un muy buen hotel, el Westin New York Grand
Central, ubicado en la calle 42nh.
Mi hijo y mis nietos ya estaban cenando en un
café aledaño al hotel. Tipo italiano, sabroso, ligero e informal. Fast food,
pero con sabor italiano y bien hecho.
El Adobero |
Por la noche fuimos a Times Square el fiel
retrato de la globalización y del capitalismo de consumo. Comentando de cuánto
costaría la renta por el m2 en ese lugar y en ese tipo de locales comerciales,
caminamos por toda la zona. Muchas tiendas de ropa, juguetes de todo tipo,
mucha gente, mucho dinero...
Alguna parte de la calle estaba en mantenimiento,
cerrada al tráfico y nadie protestaba. La gente muy tranquila, no se sentía en
el ambiente ese stress de las grandes ciudades.
Caminar en compañía de mis nietos, de mi hijo y
de su esposa, son de las cosas que valen la pena vivir.
Es interesante observar las diferentes culturas
de la gente que transita en el lugar, chinos, coreanos, japoneses, alemanes,
hindúes, españoles, italianos franceses, mexicanos, etc… sin embargo, todos
tienen algo en común en ese momento. Un teléfono para sacar una selfie. Un
testimonio de la globalización y de la nueva conducta social del siglo XXI.
SEGUNDO
DÍA. La expo del maratón.
El Adobero |
A la siguiente mañana, camino al
centro de convenciones, nos encontramos con una carrera familiar para relajar
el ambiente para el maratón del domingo, niños, adultos, adultos mayores, por
las calles de New York.
El Adobero |
Recogimos con mi hijo y su familia,nuestros
paquetes, extraordinariamente rápido y bien atendidos. Un recorrido por la
Expo, compras obligadas y una conferencia donde dos corredores nos explicaban
la estrategia para la carrera de siguiente día. Cuidado con el arranque rápido,
debe ser tranquilo, guarden energías para las subidas, son dos medios
maratones, uno de 32k y el otro de 10k, esa es la medida del esfuerzo, cuidado
al final, también hay subidas...
De ahí a un recorrido turístico en el
edificio Rockefeller. La vista de la ciudad desde las alturas, edificios,
torres, muchas torres, la vista del Central Park desde ahí es impactante, el
nuevo World Trade Center, la estatua de la libertad, el puente Brooklyn,
reflexionando en la ruta del maratón.
La comida obligada en un restaurante
italiano, excelente. Una rica y sustanciosa pasta, una ensalada. Lo único malo
que no quisimos tomar vino para reservarnos para el siguiente día...
Los nietos continuaron su recorrido a
un museo de arte moderno, yo preferí ir al hotel a descansar... Estaba tenso
por la carrera de la mañana siguiente...
Quedamos de vernos a las 4:45 de la mañana.
A dormir, a ver si puedo…
TERCER
DÍA. EL MARATÓN.
Como siempre, puntual y despierto a la hora,
las 4:45 hs.
Desayuno extra rápido en el hotel, un sándwich
de jamón y un jugo de frutas. Había que salir a tomar el camión para la zona de
arranque del maratón a las 5:30 hs. Yo creo que mi hijo tampoco durmió bien
porque a las 5:15 ya estábamos listos en el lobby.
El clima fresco, pero no frío… mejor de lo que
esperaba.
En el camino hacia la zona del transporte
veíamos lo que quedó de la noche de Halloween, gente de todo tipo, género y
estado… Muchos durmiendo en los cajeros automáticos, unos por la parranda y
otros por no tener donde… (Los homeless)
Llegamos a la fila para tomar el camión.
Muchos, muchísimos corredores, pero bien ordenados, bien portados… reflexivos
algunos, nerviosos otros, eufóricos algunos más…
Llegamos a la zona de arranque en la rampa 1
del Verrazano Narrows Bridge a las 6:00 hs. Polo arrancaría a las 10:20 y yo a
las 10:40… De por sí, los viejos llegamos después y nos echan hasta el último…
Repentinamente me cayeron unas gotas de agua en
la cabeza. Le dije a mi hijo: creo que va a llover, esta lloviznando. ¡Ja ja
ja! No papá no hay nubes, creo que fueron unos patos.- Tienes razón, no son
como los corredores, que se pueden parar donde sea, ¿verdad?...
Más de cuatro horas de espera para poder
iniciar a correr, ya no hubo más patos. Polo se fue a su corral, realmente son
eso corrales, a las 9:00 hs para estar listo para arrancar con los que harían
menos de 3:30 horas. (?). Él hizo 3:15’16” en el pasado maratón de Chicago,
pero…
Larga espera, como largas las filas para los
sanitarios… Los corredores debemos estar siempre bien hidratados y con los
nervios, las filas parecían interminables. Yo fui cinco veces a tirar… los
nervios.
Platicando con los latinos y medio haciéndome
entender con los de otros países… en una convivencia global muy interesante.
Gente mayor como yo, valiéndonos un cacahuate
si haríamos buenos tiempos o no, solo reconociendo que para nosotros llegar a
la meta sería un triunfo, disfrutando del momento y del desfile interminable de
corredores y corredoras de todo el mundo.
Las 10:15. Llegó la hora del arranque…
(Continuará…)
"PENSAMIENTO POSITIVO"
Q travesía!! Me gusta mucho como escribes, sabes transmitir emociones!!
ResponderBorrarFelicidades!!!
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