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Las
10:15. Llegó la hora del arranque…
Un
maratón, solamente 42.2 km… Falta poco…
Los
nervios al máximo. Cantos: “God bless America”
En la espera para el arranque, plegarias,
gritos, recuerdos de los vivos y de los muertos, cada quien sus recuerdos…
Cerca de mí, un grupo de portugueses cantando
algo así como el "alerón". A un lado unos jóvenes alemanes galaneando con una
chica inglesa que solo sonreía de las fantochadas que le decían – “Es nuestro
primer maratón y vamos a hacer 4 horas con 15 minutos…”, la chica abriendo
mucho los ojos decía: really?
Mi meta de inicio era 4:45, pero eso no era lo
importante, lo importante era poder terminar este maratón y en buenas
condiciones…
Inició el coro cantando el himno de los Estados
Unidos de América, algunos mexicanos despistados saludaban marcialmente con la
mano en el pecho como si fuera el nuestro… o eran deseos fallidos… o sueños
guajiros…
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De repente, un fuerte cañonazo; arrancan los
elite… no los vi, ni el polvo solo en video… otro cañonazo… los que siguen… y
así hasta que nos tocaba a nosotros… la voz de Frank Sinatra resonaba en los
parlantes como si fuera un himno: New York, New York…
El corazón incrementó su ritmo… Arrancan…
Traté de no rebasar mi plan. La adrenalina te
lleva a arrancar más rápido de lo debido y esto te agota más pronto que tarde…
Sé prudente, me decía hacia mi interior, disfruta, no te aloques…
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La primera subida, el puente Verragamo, todo
bien, me sentí fuerte…
Disfruté los primeros 21 kilómetros todo bien,
de acuerdo a lo planeado…
Un gran ambiente, grupos artísticos de primera,
mostrando la calidad de metrópoli mundial de la ciudad. De todos los tipos,
estilos, la globalización en su expresión artística al máximo.
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Me sorprendieron varios grupos: Una orquesta gay
excelente, un grupo de amas de casa chinas con sus tambores, un grupo de rock
and roll en el barrio judío con su vestimenta característica pero disfrutando
con los clásicos contoneos del rock, una chica con una voz maravillosa con su
guitarra, solitaria, ella y su música, sorprendente.
Marathon photo |
Kilómetro 25, el puente Queens boro, con una
subida que se me hizo eterna, yo sentí como si fueran 3 millas de subida,
realmente era poco más de una. Un gran esfuerzo,
New York Marathon video |
Posteriormente descubrí que en una toma de este
puente en el video, oficial del maratón, yo aparecía por allá del minuto 4 con
10 segundos… un buen recuerdo…
Llegué bien al Km 30, de acuerdo a mi plan… sin
embargo, repentinamente el tendón de la parte trasera del muslo derecho me
empezó a dar lata… la subida…, y en una bajada se me salía de control, se iba
de lado mi pierna… Seguí corriendo esperando que se me quitara el dolor… no fue
así… ni modo, hay que continuar… un paisano de Chiapas me gritó:- ¿te ayudo?...
- no, tú sigue, yo llego… Rebasé a los chicos alemanes que estaban en el arranque...
Marathon photo |
Llegué al km 32, el muro… cual muro? Si ya lo
llevaba cargando…
Aun así llegue dentro de lo planeado al Km 35…
ahí decidí que tenía que llegar, aunque fuera con una sola pierna... Ya sé,
caminado y corriendo lo que pueda, pero ¡lo lograré¡
Los gritos de ánimo de la gente eran
interminables, alcancé a un corredor guatemalteco, más o menos de mi edad, casi
iba desfalleciendo, le dije - no pares, tenemos que seguir. Casi llorando me
dijo – no sé qué andamos haciendo en un maratón
a nuestra edad ¡- le dije – ¡mejor¡ así es más mérito. Vamos, adelante,
aunque sea en la noche pero llegamos y así fue…
Los recuerdos de todos mis amigos y seres
queridos me animaron y me dieron fuerzas para continuar… la imagen de mis
nietos me empujaba cuando el dolor de mi pierna me hacía tener rictus de dolor…
los buenos recuerdos me hacían respirar fuertemente y empujar hacia adelante…
¡yo puedo!
El adobero |
Del Km 35 al Km 42 hice 1 hora con 12 minutos,
en 7 km… lo que normalmente hago en 12 km… 5 horas con 26 minutos en total, pero
lo logré, sufriendo mucho, pero ¡lo logré¡
En la meta había desmayados, gritos de dolor,
pero muchos gritos de júbilo, de triunfo…
Reflexioné en una frase: “mientras le ganes a
la ambulancia eres un triunfador”.
Marathon photo |
Y así fue: Un triunfo…
Marathon photo |
Con lágrimas en los ojos besé mi medalla, la
medalla más cara y más difícil de mi vida… ¡pero es mía¡ y de todos los míos…
¡Gracias
Dios mío por esta oportunidad!
La noche nos alcanzó en la salida de los
corredores, nos hicieron caminar otros 5 km para poder salir de las vallas, que
poca m… pero que felicidad…
El Adobero |
Llegué donde estaba mi hijo, él terminó en 4
horas con 12 minutos, me estaba esperando disfrutando de la convivencia con
otros corredores… Uno en particular, un corredor mexicano, caracterizado como
azteca con su penacho y la virgen de Guadalupe.
Caminamos hasta la estación del metro. Mucha
gente esperando, de repente llega nuestro tren y al abordar entramos como en el
metro de México, a empujones. Mi hijo me dijo - yo ni caminé, me subieron casi
cargado.
En el trayecto íbamos bromeando que a este
metro le debían llamar la zona Spa. Por el masaje y el aromaterapia. Imagínense
el aroma de 40 corredores terminado de correr un maratón en un mismo vagón del
metro…
Cojeando llegamos al hotel, un baño caliente y
a cenar con mi nuera y mis nietos, a festejar. Esperábamos una enorme cerveza y
un buen trozo de carne. La cerveza sí se nos hizo y la carne se convirtió en un
cono con langosta y otro con camarones. Muy rico.
Terminando a dormir, cansados, pero felices…
Éste fue un gran día en mi vida.
CUARTO
DÍA.
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Levantada tarde, a las 7:00 hs, buen baño y
listos para un muy buen café en el Pershing Square Central Cafe, frente a la
estación central del metro. Un lugar acogedor, invadido, como todo New York,
por corredores presumidos y orgullosos, portando su medalla del día anterior,
como si con ello nos fueran a dar descuento especial en todos los lugares a
visitar.
Nuevamente fuimos atendidos magníficamente por
mexicanos, ellos más orgullosos que nosotros porque sus paisanos habíamos
corrido el maratón. Un café caliente, exquisito y un desayuno rico muy sabroso.
El Adobero |
Terminando un recorrido por la estación central
del metro, una construcción de principios el siglo XX, magnífica arquitectura
con reminiscencia inglesa, revestida de mármol, con una historia que les
encanta presumir a los norteamericanos.
El Adobero |
En esta estación, me llamó especialmente la
atención una panadería de pan rústico. A pesar de que estaba recién desayunado
no fue suficiente para evitar que mi boca escurriera por los aromas.
Abordamos el metro y viajamos al World Trade
Center… La zona del silencio.
El Adobero |
Nuestro recorrido en este lugar se los comparto
en un artículo especial titulado “Zona
del Silencio”
El Adobero |
Permítanme solamente compartir con ustedes que
la zona sigue en reconstrucción. La llegada por el oriente inicia con la vista
de una obra, más bien escultura arquitectónica, con imagen de una paloma
blanca, La Paz.
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Al finalizar el recorrido, camino a la estación
del metro, otro mexicano guía ambulante nos da una explicación muy amplia y
gratuita del entorno, así como de la leyenda de la St. Paul’s Chapel, la cual
resistió milagrosamente los hechos del 11 de septiembre.
El Adobero |
De regreso, a buscar un lugar para comer, ahora
sí, un buen trozo de carne y un buen vino. Gallaghers Steakhouse, carne, mucha
carne. Exquisita, bien preparada, acompañada de un buen vino. Al final un rico
café y una buena rebanada de pastel.
Una muy buena tarde, buena plática con mis
nietos y mejor compañía con mi hijo y su esposa.
Saliendo, yo a descansar, y ellos a pasear. No cabe duda: la edad pesa…
QUINTO
DÍA. EL REGRESO:
Salimos juntos al aeropuerto, ellos saldrían a
las 10:30 hs y yo a las 12:40, ambos por American Airlines desde LaGuardia
Airport. Un desayuno como todos los desayunos de los aeropuertos, malo y
rápido.
Para mis nietos bien, un buen viaje, todo
puntual, llegaron sin novedad a su casa en Chicago. Para mí, nuevamente una
aventura.
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Pésima atención de American Airlines. Mala
información a los pasajeros, despotismo e informalidad, nos cambiaron tres
veces de sala de partida y al final 2 horas de retraso. Nuevamente la
incertidumbre de las conexiones, esta vez en Dallas. Nos ayudó el cambio de
horario. Pude hacer mi conexión a toda prisa, pero sin comer.
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Finalmente llegué a Querétaro, mala atención
del personal de la aduana de nuestro aeropuerto intercontinental. Falta
supervisión de los ejecutivos, una oficial mal encarada y mal educada, gritando
a los pasajeros y tratándolos de analfabetas y un oficial de inmigración falto
de respeto hacia los usuarios.
Para colmo, mi equipaje nunca llegó. Nadie supo
nada, hasta el tercer día lo recibí en mi casa.
Y así terminó esta aventura. A la capital del
mundo y al maratón más difícil de mi vida.
El Adobero |
Pese a todo: ¡UNA GRAN AVENTURA!
"PENSAMIENTO POSITIVO"
EXCELENTE ANÉCDOTA. ASÍ DEBEN DISFRUTARSE LOS VIAJES!!!!
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