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Esta tarde se conmemora el sacrificio de
Jesús, un relato de la crueldad que se exhibió en esta sentencia, con el objeto
de eliminar la efervescencia con que estaban creciendo los seguidores de Jesús
por toda Judea.
En la universalidad de los creyentes de
Cristo, desde los primeros tiempos de su iglesia hasta nuestros días, se
fundamente mucha de la fe en el sacrificio de Jesús.
Desde mi particular punto de vista, la esencia
real de la fe en Cristo debe ser fundamentada, además de en su sacrificio, con
mayor sustento en su triunfo sobre la muerte y su regreso a Dios Padre.
En esta publicación nos centraremos en el
primero, el sacrificio de Jesús.
Hace muchos años, por la tarde este día,
después de la celebración de la Pasión, se asistía a un acto de reflexión muy
importante. Las siete palabras de Jesús en la Cruz.
Era presidida por un clérigo de muy buena oratoria
y amenizada con coros que interpretaban piezas de muy alta calidad en
polifonía.
LAS SIETE PALABRAS DE JESÚS EN LA CRUZ
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Situémonos al pie de la cruz, en los momentos
de agonía del judío que fue proclamado Rey en la cabeza de la cruz y reflexionemos
en sus últimas palabras…
“PADRE, PERDÓNALOS PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN…”
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Cualquiera de nosotros, después de los enormes
tormentos a que fue sometido Jesús, lo menos que haríamos sería interceder por
nuestros verdugos y por nuestros más cercanos seguidores que nos dieron la
espalda.
Sabiendo que su padre lo escuchaba, Jesús en
su todavía calidad de humano, le solicita el perdón para todos nosotros.
Estamos conscientes que no hemos sido buenos
seguidores de sus enseñanzas y aun así nos perdona.
“HOY ESTARÁS CONMIGO EN EL PARAÍSO”
Otra estrategia más de los encumbrados
sacerdotes y escribas; Jesús ha sido crucificado en medio de dos malhechores,
Dimas y Gestas.
Gestas, hace mofa de que Jesús, quien
recientemente había sido aclamado como mesías y rey en su entrada triunfal a Jerusalén,
y que él mismo se había exaltado como hijo de Dios, no fuera capaz de llamar a
un ejército de ángeles y lo recatara del sacrificio de la cruz.
Dimas por el contrario, reprende a Gestas y le
enfatiza que la sentencia de ellos dos es
justa, ya que eran malhechores y en cambio Jesús no ha cometido ningún crimen.
Y le pide a Jesús: cuando estés en el paraíso acuérdate de mí.
Jesús le contestó: Te aseguro que hoy estrás conmigo en el paraíso.
Con estas palabras Jesús nos presenta al
primer santo y el único canonizado por él mismo. Dimas. Santo que no tiene tantas
feligresías que invoquen su intercesión, sin embargo él si está seguro de estar
en el paraíso.
“MUJER AHÍ TIENES A TU HIJO, JUAN AHÍ TIENES A TU MADRE”
Los dos personajes principales que se
encuentran al pie de la cruz: María, su madre y su amigo predilecto, Juan.
Su madre está contemplando, con dolor infinito,
el final la vida de su hijo, lo ha seguido durante toda su vida, lo ha asistido
y en muchos casos, aconsejado, lo ha apoyado y con amor y fe lo regresa al seno
de su padre.
Juan, el sujeto de mayor confianza de Jesús y el
único de sus discípulos que lo acompaña durante todo su martirio y en su
agonía, recibe la herencia de cuidar a su madre. Un gran peso sobre las espaldas
del más pequeño e sus amigos y que cumplió con una gran lealtad y devoción
hasta el final.
Reflexionemos en este ejemplo, cuál ha sido el
cuidado que hemos tenido nosotros con nuestra propia madre y si hemos sido capaces
de estar presentes en todos los momentos de su vida, no solamente en los días
que por costumbre la festejamos.
Si con nuestra propia madre hemos fallado, ¿que
sería en caso de que se nos hubiera encomendado el cuidado de la madre de Jesús?
“DIOS MÍO, DIOS MÍO: ¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?”
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En una segunda oportunidad le vuelve a clamar
a su padre. La primera, en la oración del huerto: “si puedes quitar de mi este trance, pero no se haga mi voluntad sino
la tuya…” y esta última, ¿por qué me has abandonado?
En su angustia de los últimos momentos de su
vida física, Jesús se nos muestra en su condición de hombre, con miedo en este
trance.
En una gran soledad, se siente abandonado por
sus seguidores y por su padre. Un gran sufrimiento y sensación de abandono.
No solamente los tormentos físicos, sino la enorme
decepción de estar abandonado por los hombres y por su padre.
“TENGO SED”
La última manifestación de un cuerpo reducido
y agonizante.
Jesús implora por un poco de agua. Por
respuesta se le da una esponja empapada en hiel y vinagre.
Hasta el final, el desprecio de sus enemigos
se encarga del último martirio.
Meditemos si nosotros mismos, no hemos llegado
a ese extremo, pero si nos hemos ensañado con nuestros semejantes que caídos y
en grande apuros, les damos la puntilla para que nunca se recuperen.
¿En que nos parecemos a los que sacrificaron a
Jesús?
“TODO ESTÁ CONSUMADO”
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Jesús exalta que ha cumplido con su tarea, ha
llegado a la consumación, mediante la entrega de su vida misma, de la misión
por la que se hizo como nosotros, convivió con nosotros y nosotros en respuesta,
lo sacrificamos y le dimos muerte…
Ya no hay sentimientos ni reclamos, simplemente
¡He cumplido!
“PADRE, EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPÍRITU”
El trance de la vida terrenal a la vida
eterna.
Jesús se pone en manos de Dios para ese
camino. Él sabe que la muerte física es el único camino para llegar al Padre.
Jesús nos muestra el camino, cumplir con
nuestra misión, para estar siempre preparados para entregar esta vida terrenal y
ponernos en manos de Dios para recorrer el camino hacia la vida eterna.
Hasta la próxima…
"PENSAMIENTO POSITIVO"
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